¿Por qué es importante favorecer la actividad autónoma y el juego?
Cuando declaramos que la educación tiene como fin: formar personas capaces, esta no es una declaración que se hace al vacío, necesariamente debe corresponderse con el tipo de educación que desde el Estado y el sector se promueve para que esta se convierta en realidad.
El sentimiento de competencia o capacidad de una persona no surge de la nada, está estrechamente relacionado a la manera como el niño, desde que nace, construye las funciones de equilibrio, sus posturas y desplazamientos (girar, arrastrarse, sentarse, gatear, etc.), y cómo va logrando el dominio progresivo del propio cuerpo desde la integración del tono y la postura. Es este dominio progresivo de su propio cuerpo, que lleva al niño a construir una seguridad postural, que a su vez lo predispone a la acción.
Si esa acción el niño la desarrolla plenamente, contribuye a la anticipación, a la planificación de su acto motor y a la eficacia, que son las bases de la inteligencia práctica en el niño pequeño.La actitud hace la diferencia. Cuando los adultos observan la capacidad innata del niño para ejercitar su desarrollo motor de manera autónoma, de la posición horizontal a la vertical, es decir de estar acostado de espalda hasta llegar a caminar; constatan que el niño es capaz de desplegar en confianza -con un adulto que le brinda un medio ambiente y un acompañamiento favorable- todas sus iniciativas y competencias, constituyéndose no solamente como un ser de reacción, sino también como un ser de acción.
Sin embargo, otros adultos prefieren intervenir en el desarrollo motor de los niños haciéndoles ejercicios, en la creencia que si a los bebés no se les enseña, no aprenden por ejemplo, a gatear o caminar. Hay caos que el adulto esta permanentemente presente en la construcción del equilibrio del niño, esto indica que no confía en lo que puede hacer el niño por sí mismo, sino que confía más en lo que él puede hacer por ayudarlo. En este caso, es necesario preguntarse: ¿Cómo se está comprendiendo “la ayuda” que como adulto se le brinda al bebé y que nace desde las mejores intenciones?, ¿ayudarle a qué?
“Los árboles no crecen tirándolos de las hojas.” A través de este sabio refrán japonés, la naturaleza enseña el camino favorable que se puede recorrer para acompañar a la niñez